A veces creemos que hacer un currículum es simplemente juntar datos y ya está, pero no funciona así. El formato que elijas puede ayudarte muchísimo o, si te equivocas, puede jugar en tu contra sin que te des ni cuenta. Hoy el debate está entre dos estilos que parecen opuestos, el CV minimalista, limpio y directo, y el CV creativo, más visual y llamativo. Elegir bien depende menos de tu gusto personal y más del sector en el que te mueves y del tipo de empresas que te van a leer. Vamos a verlo con calma para que puedas tomar la decisión buena para ti.

Qué aporta un CV minimalista y cuándo funciona mejor
El CV minimalista se ha vuelto casi un estándar en muchos sectores porque es muy fácil de leer, ordenado y deja la información donde tiene que estar. Su ventaja es que los reclutadores lo escanean rápido, que es justo lo que suele pasar en los primeros segundos. Los currículums simples, con tipografías claras y sin adornos, encajan muy bien en puestos donde prima la organización, la precisión y la claridad. Hablamos de sectores como administración, banca, contabilidad, logística, sanidad, educación y muchos trabajos técnicos en los que lo importante no es decorar nada, sino demostrar que cumples la experiencia y la formación adecuada.
Otra cosa buena del formato minimalista es que no distrae. Cuando alguien lee tu CV y lo entiende sin obligarse a mirar colores o recuadros, tiene más probabilidades de quedarse con tus años de experiencia o con ese logro relevante que te diferencia. Además, este estilo suele llevarse muy bien con los sistemas ATS que utilizan las empresas más grandes. Si tu currículum está limpio, con estructura clara y palabras clave, ahí mejoras las posibilidades de que pase el primer filtro automático sin problemas.
También es útil si tu sector está en un momento de mucha competencia. Cuando hay cientos de candidatos para un mismo puesto, a veces lo más inteligente es presentar un documento cómodo de leer que no dé pie a confusiones. Lo que de verdad cuenta es que el seleccionador encuentre tus fortalezas sin buscar demasiado y que no tenga que interpretar diseños extraños o efectos visuales que no aportan nada.
Cuándo un CV creativo puede darte ventaja real
Por otro lado está el CV creativo, que no es simplemente “hacerlo bonito”. Funciona muy bien cuando tu trabajo forma parte de un entorno donde la estética, la innovación o la identidad visual sí importan. En sectores como diseño gráfico, marketing digital, publicidad, comunicación, redes sociales, audiovisuales o moda, un currículum creativo puede ser una carta de presentación en sí misma. Aquí no solo estás contando quién eres, también estás demostrando cómo trabajas.
Cuando se hace bien, un CV creativo ayuda a diferenciarte desde el segundo uno. Muestra tu estilo, tu forma de ordenar ideas y tu personalidad profesional. A veces este tipo de currículum se convierte en una pequeña muestra de tu portfolio aunque no lo digas explícitamente. Eso sí, hay que medirlo mucho. Un diseño excesivo puede complicar la lectura y hacer que lo importante se pierda entre colores, iconos y bloques sin orden.
Para saber si tu sector acepta creatividad, una referencia muy útil es mirar cómo se presentan otras personas de tu especialidad. Si la mayoría usa plantillas visuales y formatos modernos, probablemente ese camino te beneficie. Si casi todos van a lo simple, conviene alinearse con ese tono aunque te guste el color. La clave está en no confundir creatividad con caos. Es mejor un CV creativo claro que uno lleno de detalles que dificulten la lectura.
Si trabajas en diseño, publicidad, redes, moda o comunicación, el CV creativo suele sumar puntos. Si estás en administración, banca, educación, sanidad, ingeniería o logística, el CV minimalista es lo habitual y además el que mejor funciona.
En realidad no se trata de elegir cuál es mejor, sino cuál encaja con tu realidad profesional. Incluso hay personas que utilizan ambos formatos según el tipo de oferta. Lo importante es que tu CV transmita profesionalidad y que la persona que lo lea entienda en segundos qué puedes aportar. Esa es la base de cualquier buen currículum, sea el estilo que sea.