Cosas buenas y no tan buenas del teletrabajo

Para todas aquellas generaciones (y son unas cuantas) que conocieron un mundo sin internet y sin telefonía móvil, los anuncios clasificados insertados en los medios impresos se convertían en un lugar donde encontrar prácticamente de todo, desde ofertas de empleo hasta productos de compra-venta de segunda mano.

Sin duda quienes aquella época recordarán el primer instante la profusión de anuncios clasificados que venían a proponernos trabajos desde el hogar. Resultaban ser un modelo de anuncio que llamaba la atención por cuanto siempre, invariablemente, generaba el interés en primer lugar de saber si podía ser una oferta real y en segundo lugar, porque raramente se especificaba, el interés en saber en qué podría consistir aquel trabajo en casa y que a muchos hacia contestar a la oferta o enviar el curriculum.

Con la llegada de la crisis y la necesidad imperiosa por parte de de muchos conciudadanos de encontrar trabajo, lo cierto es que estas ofertas de trabajo en casa, que nunca se fueron del todo, han comenzado reaparecer con profusión, presentando un panorama en el que efectivamente existen ofertas reales y serias, pero también, en abundancia, auténticas estafas.

Esto es serio esto es estafa

Evidentemente, y a pesar de que nos sorprendería saber que algunos nostálgicos continúan insertando sus casi míticos anuncios clasificados de oferta de trabajo en casa, a la que, invariablemente, se debe responder con un envío de sellos o una pequeña cantidad económica en concepto de fianza sobre los materiales (suena la señal de alarma) lo cierto es que es a través de Internet donde fundamentalmente vamos a encontrar el grueso tanto de las ofertas como de los verdaderos o supuestos trabajos que nos ofrezcan.

Lo primero que debemos saber es que efectivamente el teletrabajo es una opción elegida ya no sólo por muchos trabajadores que pueden ponerla en práctica, sino también por empresas de sectores variados, que pueden encontrar en este modelo de trabajo una ausencia de gastos corrientes importante. Por tanto en la primera toma de contacto con una oferta de trabajo en casa es obligación de quien aspira al empleo el hecho de comprobar las credenciales de la empresa, estas credenciales no debe limitarse a una página web o soporte similar, sino en la medida de lo posible al rastro que en el medio la empresa ha dejado. Una oferta de trabajo en Internet de una empresa que no tiene rastro alguno en Internet da como mínimo para volver a encender la señal de alarma.

Sentido común la mejor herramienta

Una vez puesto en práctica lo anterior, es decir el convencimiento de que quien nos ofrece un trabajo en casa es una empresa profesional, sería y solvente, llega el momento de poner en marcha el sentido común, debemos tener en cuenta que los estafadores trabajan al mismo ritmo que evoluciona la sociedad, y por supuesto son capaces en muchos casos de generar una imagen positiva de la pantalla con la que pretenden engañarnos, por tanto, repetimos, en segundo lugar sentido común.

El sentido común va a ser el que nos permita determinar que esa oferta concreta que nos realizan se aproxima a la realidad del mercado laboral o, más bien, parece una píldora dorada que se nos ofrece para que no podamos negarnos a aceptar el trabajo; trabajos excesivamente remunerados en relación a la media ofertada, trabajos que nos prometen salarios competitivos con mucho menor número de horas a emplear, fórmulas mágicas mediante las cuales multiplicaremos  nuestros ingresos…en definitiva cuestiones que en situación normal jamás aceptaríamos, pero que en una situación compleja de ausencia de trabajo podemos llegar a ver distorsionadas a partir de la propia necesidad, por tanto segundo y último consejo; sentido común.

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